Eh aquí, en mi enredadera pensante paralela a mi encolerisacion alcohólica momentánea que me veo abdusido por las masas negruzcas invasoras de mi cabeza. Una angustia subliminal desmorona el sentido comun de lo humano e insoportabilisa mi razón de ser ¿cual? no sé, eso no lo sé, no ahora, que la masa no deja ver. Entonces me hallo en mi cuartujo de colores divinos para regosijarme en mi ansiosa soledad y contemplar pasivo mi paranoia impasible en minutos horas de segundos. Me dejo caer sobre la cama como una invertebrada feta de jamón cae sobre el resto de sus hermanas en la friambreria del chino de enfrente. Embalsamado por el traje nuevo acartonado, desahogo el cuello de la camisa forsejeando la corbata en su zona nudal y con la cara frente al colchón sabana frazada, asomo las manos sobre el armason y hundo mi cara en un abismo obviando mis lentes de ver que de a poco, mientras incremento presión, van doblando hasta mas no poder. Y pienso en el todo etéreo que redondea mi cráneo peludo de enrulados flecos salientes sin luz, castaños. En ese nada que no me deja ver, que solo da lugar a un solo tema a replantear, y que es siempre el mismo, siempre ahora porque ayer no fue. La pregunta recorre el cerebelo consiente e inconsciente hasta desmembrarlo de respuestas incoherentes, que si, que no, que sé yo. Pensando así nada se es claro, todo es borroso, estrepitoso, paranoico y ansioso. De a poco incremento la presión cavando así una fosa aun mas acentuada sobre el colchón de la almohada, forsada la resistencia de los armasones de mi vista, quebrantujando los cristales, que pasan a unirse a mis ojos, haciéndolos doler de satisfacción, placer aéreo por bajada de presión, presión sensible a mi extrovertida imaginanda que escucha visiones constantes que desmaterializan mi cuerpo, lo enfrían y lo ponen en remojo al frió viento de las olas. La funda blanca se moja en rojo, se fermenta mi cabeza, el pánico, el ardor, mas aun mi cuerpo se mantiene al margen como si no formara parte de la trágica. La prensa continua hasta un punto indeseado en el que se ve forzado a ceder y pierde origen. Aflojan las manos, afloja mi cuello, destensan las piernas y ausentes mis sesos.
Por un momento, dos, logro ver en claro... concepto... y todo esto por amor.
domingo, 19 de septiembre de 2010
viernes, 23 de julio de 2010
Caminata.
Como nada, como si nada, si nada. Viaja en colectivo, lleno, molesto, empujones y ese maldito chofer que no le abrió a esa pobre señora que a gritos corría y corría golpeando la puerta -Por favor, tengo que ir al hospital- y éste nada, con sus lentes de sol, en su día gris, en su egoísmo celeste.
Pero él no se queja, no protesta, solo viaja, viaja para no llegar, viaja para escaparse, viaja por el solo simple hecho de tener una excusa para viajar, para salir, para escapar, escapar de la realidad a donde fue a parar cuando quizo escapar, la soledad que nunca se pudo dar para soñar. Viaja parado, frente a la puerta de salida, amarrado así casi apenas de uno de esos escurridizos tubos amarillos que hacen tocarse las manos, unas con otras como cangrejos, unos encima de otros, unas encima de otras en sin quereres buscados, en calorsitos inesperados, en perdones, en sin razones. Se acerca al timbre, ese suave plástico naranja redondo pequeño rodeado de mas plástico negro sostenido por los tubos amarillos, a todo ese revuelto ensaladesco de colores se acerca inseguro, porque no es su parada, porque no tiene parada, porque el solo viaja. Y ya sostenido de la tibia serpiente amarilla, busca su oscura cabeza y acaricia en un apenas su ojo redondo naranja, y duda, si seguir a ruedas o volar a pie, se cuestiona su acción, se arrepiente, se decide, se confunde cuando... frenada, inercia, equilibrio, mano, dedo, naranja, suena. Cierra los ojos y aprieta los labios, dos acciones tan típicas en su especie, tan comunes en él, tan frescas y frustradas. El rectángulo se detiene en la esquina, los labios se ablandan, los párpados se resignan. Bondi, salto, cordón, equilibrio, vereda, caminar de sus pies. Frente a la primera cuadra no ve mas posible que guardar las manos, dedos, del frió y empujarse a andar, sin pensar, sin pensar, porque quiere pensar, por eso esta ahí, pero no puede, no sabe, no siente, no esta entrenado, o si, pero es como no. Camina vereda al andar, sus pasos fluyen como aleteos de gaviotas que planean sobre aguas comunes, sobre cielos comunes, sobre todo lo ordinario. Entonces el subte, subte B, que sigue abierto a pesar de la hora y eso llama la atención de... solo de él porque en la calle no hay. Entra, baja. Todo pendido, abajo parece que fuese de día hasta parece todo normal, salvo ese olor, ese aroma a ausencia que invade y despobla la estación vacía ya de todo. Seguro casi como pocas veces se vio, se escabulle entre los palos giratorios permisivos o no y se asoma por las vías, ve oscuro, valor que se incrementa mientras mas se aleja, a un lado y al otro, nada, todo seco, hasta la estación de enfrente. Entonces salta. Saltito, piedritas, vías, y camina. Camina frió, con la escasa seguridad que un perro ciego, esperando que lo guien, que tiren de la correa, que se tense, que tire de su cuello, puede tener. Pero sin detenerse. Firme, fijo, adelante, a pocos pasos pierde la poca vista que le queda y se ve totalmente sumergido en la oscuridad. Se detiene, un segundo, dos. Sigue, siente movimientos en sus pies, lo tocan pero corto, apenas una tocadita, otra vez, se sobresalta, escucha, ruidito imperceptible, concluye: Ratas, sigue. Camina, camina negro como si el piso fuese de goma, pero es duro y sus pies, ellos si son de goma, no son de nada, son fieles por suerte, no lo abandonan, no lo traicionan, siempre bien intencionados lo conducen a la más clara realidad de la que no teme, no temen, él y sus pies desandan legumbres, prados y cielos, no conoce el limite porque nunca lo encontró, él va y si llega mejor, pero en principio va, porque yendo se llega a donde no se quiere llegar que casualmente es a donde más quiere estar.
Lo invade una corriente somnífera que ataca sus párpados y los hace pesar, luego sus piernas, luego sus brazos, luego su luego y detiene su paso. Se sienta, en la nada, en ese suelo duro blando quejoso moviente. Y suelta sus manos, suelta su torso, suelta su pelo y balancea hasta caer intencionalmente en el misterio de lo invisible. Suspira, relaja sus ojos hasta que duelen de tanto no ver, se cierran como cierres y descansa, pensando sin querer que ''todo, mañana, ya esta.''
Cada tanto uno que otro movimiento sobre el suelo lo toca, pero el peso de sus ojos es tal que ignoran consiente primero, inconscientemente después, los tactos pelajes que corretean por sobre su alrededor. Y un nada, un dormido, una camino, un mamífero, una vía, una luz, un vagón.
Pero él no se queja, no protesta, solo viaja, viaja para no llegar, viaja para escaparse, viaja por el solo simple hecho de tener una excusa para viajar, para salir, para escapar, escapar de la realidad a donde fue a parar cuando quizo escapar, la soledad que nunca se pudo dar para soñar. Viaja parado, frente a la puerta de salida, amarrado así casi apenas de uno de esos escurridizos tubos amarillos que hacen tocarse las manos, unas con otras como cangrejos, unos encima de otros, unas encima de otras en sin quereres buscados, en calorsitos inesperados, en perdones, en sin razones. Se acerca al timbre, ese suave plástico naranja redondo pequeño rodeado de mas plástico negro sostenido por los tubos amarillos, a todo ese revuelto ensaladesco de colores se acerca inseguro, porque no es su parada, porque no tiene parada, porque el solo viaja. Y ya sostenido de la tibia serpiente amarilla, busca su oscura cabeza y acaricia en un apenas su ojo redondo naranja, y duda, si seguir a ruedas o volar a pie, se cuestiona su acción, se arrepiente, se decide, se confunde cuando... frenada, inercia, equilibrio, mano, dedo, naranja, suena. Cierra los ojos y aprieta los labios, dos acciones tan típicas en su especie, tan comunes en él, tan frescas y frustradas. El rectángulo se detiene en la esquina, los labios se ablandan, los párpados se resignan. Bondi, salto, cordón, equilibrio, vereda, caminar de sus pies. Frente a la primera cuadra no ve mas posible que guardar las manos, dedos, del frió y empujarse a andar, sin pensar, sin pensar, porque quiere pensar, por eso esta ahí, pero no puede, no sabe, no siente, no esta entrenado, o si, pero es como no. Camina vereda al andar, sus pasos fluyen como aleteos de gaviotas que planean sobre aguas comunes, sobre cielos comunes, sobre todo lo ordinario. Entonces el subte, subte B, que sigue abierto a pesar de la hora y eso llama la atención de... solo de él porque en la calle no hay. Entra, baja. Todo pendido, abajo parece que fuese de día hasta parece todo normal, salvo ese olor, ese aroma a ausencia que invade y despobla la estación vacía ya de todo. Seguro casi como pocas veces se vio, se escabulle entre los palos giratorios permisivos o no y se asoma por las vías, ve oscuro, valor que se incrementa mientras mas se aleja, a un lado y al otro, nada, todo seco, hasta la estación de enfrente. Entonces salta. Saltito, piedritas, vías, y camina. Camina frió, con la escasa seguridad que un perro ciego, esperando que lo guien, que tiren de la correa, que se tense, que tire de su cuello, puede tener. Pero sin detenerse. Firme, fijo, adelante, a pocos pasos pierde la poca vista que le queda y se ve totalmente sumergido en la oscuridad. Se detiene, un segundo, dos. Sigue, siente movimientos en sus pies, lo tocan pero corto, apenas una tocadita, otra vez, se sobresalta, escucha, ruidito imperceptible, concluye: Ratas, sigue. Camina, camina negro como si el piso fuese de goma, pero es duro y sus pies, ellos si son de goma, no son de nada, son fieles por suerte, no lo abandonan, no lo traicionan, siempre bien intencionados lo conducen a la más clara realidad de la que no teme, no temen, él y sus pies desandan legumbres, prados y cielos, no conoce el limite porque nunca lo encontró, él va y si llega mejor, pero en principio va, porque yendo se llega a donde no se quiere llegar que casualmente es a donde más quiere estar.
Lo invade una corriente somnífera que ataca sus párpados y los hace pesar, luego sus piernas, luego sus brazos, luego su luego y detiene su paso. Se sienta, en la nada, en ese suelo duro blando quejoso moviente. Y suelta sus manos, suelta su torso, suelta su pelo y balancea hasta caer intencionalmente en el misterio de lo invisible. Suspira, relaja sus ojos hasta que duelen de tanto no ver, se cierran como cierres y descansa, pensando sin querer que ''todo, mañana, ya esta.''
Cada tanto uno que otro movimiento sobre el suelo lo toca, pero el peso de sus ojos es tal que ignoran consiente primero, inconscientemente después, los tactos pelajes que corretean por sobre su alrededor. Y un nada, un dormido, una camino, un mamífero, una vía, una luz, un vagón.
jueves, 17 de junio de 2010
De vez en cuando converso con la luna(enserio).
- Tan sutil
- Como una aguja
- Sobre el agua
- Blanda de confesion
- Espesa de vidrio
- Tan ligero como la mañana de sabado
- Pero engañosa
- Como la de domingo
- Somnolienta
- Cansada
- Perdida, desvelada
- Malhumorada de no hacer
- ,
- Rendida
- Y suena el telefono
- Atiendo? o no atiendo?
- Decide atender
- Pero deja que el telefono suene
- Una vez
- Dos veces
- Tres...
- A mitad de la cuarta, levanta el tuvo
- Hola?
- Hola
- Dice
- Con voz temblorosa
- De otros lados
- Hola, soy Juli ¿Como estas?
- ME TENGO QUE IR
-LLAMAME MAS TARDE!
- Como una aguja
- Sobre el agua
- Blanda de confesion
- Espesa de vidrio
- Tan ligero como la mañana de sabado
- Pero engañosa
- Como la de domingo
- Somnolienta
- Cansada
- Perdida, desvelada
- Malhumorada de no hacer
- ,
- Rendida
- Y suena el telefono
- Atiendo? o no atiendo?
- Decide atender
- Pero deja que el telefono suene
- Una vez
- Dos veces
- Tres...
- A mitad de la cuarta, levanta el tuvo
- Hola?
- Hola
- Dice
- Con voz temblorosa
- De otros lados
- Hola, soy Juli ¿Como estas?
- ME TENGO QUE IR
-LLAMAME MAS TARDE!
- Dice ella
- Y cuelga
lunes, 24 de mayo de 2010
Juro la bandera.
Repleto de sudor, atento con-tra los rumores de mi soledad, friolento, presiento que el pan de la levadura no duró lo que fue mi lluvia y se quemó, por fin, en mis venas de niebla azul, no es que no quiera es que no fuera lo que será inútil después, cuando gaviotas atranquen tu llegada a casa, fría soltura de tus gazas, en las que viertes anhelo de pudor y escondes caramelos ayer de hoy, y los enseñas y los muestras sobre el rió, tan frío, de esta sola vez, no quiero, no quiero, bueno, dale, dale que dale que soy vos y sos yo, no, bueno, esta bien bienaventurado amigo, compañero, vecino de la fresca tarde de ingles, floreada con tazas de té de tilo ardiente reciente caliente, hay mama. ¿Desea más Sir Rúa? No no, es suficiente me largo de mi, quiero comenzar algo, eso que quiero pero no quiero porque quiero la verdad y nada más que la verdad para amarla y respetarla hasta el fin de las eternidades, si, acepto, no mentira, no conecto, soy de palo y vos de piedra, verdad, no somos de la misma tierra, no fingo ser nada que no soy, desde hoy en menos, soy yo y nada mas que vos por los siglos de las sierras y por las eras de las muelas.
domingo, 23 de mayo de 2010
Texto, teXto, textO
Sálvame ya de este estanqueo vil, feroz que aburre mi ser y libera mis hormonas, soltame ya, soltame Ma. Solta la vida en fuerza aplicada consistentemente sobre las redes fibras negras que escandalizan mi ayer, mi hoy y mañana tal vez, quizá. Llora conmigo las floras que anhelamos, las cosas que cuidamos, que sembramos, cosechamos y ahí ya yacen hoy, cubiertas de lodo hirviente molido de fosas. Sopla, que el aire es gratuito, que el fuego es finito, que el tiempo sos vos. Volá, que las nubes son hojas, que el cielo es de cielo y el agua es de mar, el viento es de fresas y frescas son tus horas en las que vino cae ardiente de tus labios finos abiertos de papel de avena.
domingo, 2 de mayo de 2010
Declaración de un ser sensible.
Pensar que lo charle tanto con mi almohada, ideando formulas y formas de hablar relajado y poder decirte absolutamente todo todo lo que me pasaba por dentro. Pensar que hable con mi almohada, que le pedí consejos para enfrentar la situación, donde, cuando, por donde empezar, que decir. Pensar que fue la sabia de mi madre la que me convenció de enfrentar y que fue ella quien me dio la idea de invitarla a tomar algo, una coca, un café o lo que fuere para suavizar la situación. Y pensar que yo, con mi incontrolable imaginación, creaba en mis adentros la imagen virtual de ella sentada enfrente mío en un pequeño bar a la vuelta del pasaje La Porteña, ahí sobre Condarco, con la botella de vidrio de Coca-cola que interrumpía su figura tan adorable y odiosa a la vez, que me producía tanta debilidad, esa cara de ser así que solo ella puede hacer porque sí y nadie mas que así. Como me debilitaba. Pensar que todos esos preparativos para que la declaración sea absolutamente perfecta y no halla error de acentuación o punteado en mi discurso. Pensar que todo eso no era mas que para enfrentarme a mi insoportable silencio y decirle, sin mas preámbulo, ''me gustas''.
domingo, 4 de abril de 2010
Eso mismo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)